Sucede muchas veces que en las familias, se preguntan: ¿cómo tener una vida familiar estable?
Porque no sólo el padre, sino la madre también, no tienen tiempo para sus hijos, no tienen tiempo para los dos, es decir, para crecer en el amor entre los dos porque tienen mucho trabajo, muchas responsabilidades, la rutina es muy ajustada.
Yo recomendaría tener algunas prioridades:
Lo primero es que el padre, la madre, la pareja, tengan a Dios como prioridad.
Luego viene la pareja, es decir, en la medida que tanto el hombre, como la mujer tengan a Dios en su vida, entonces, van a poder vivir un amor auténtico entre los dos, a ser como ellos han dicho en el momento de su matrimonio: una sola carne.
Una tercera prioridad, importantísima, es que los padres, el papá y la mamá, dediquen un tiempo a los hijos. Muchas veces, infelizmente, terminan siendo las nanas las que pasan más tiempo con los hijos.
También una prioridad es el trabajo. El papá, la mamá, necesitan sostener a la familia económicamente pero no lo podemos poner antes que los hijos, tampoco lo podemos poner antes que nuestra pareja, ni antes que Dios. El trabajo es necesario pero en su debido lugar.
Es muy importante este orden: Dios, la pareja, los hijos, el dinero y ya después, todo lo demás.
© 2017 – Pablo Augusto Perazzo para el Centro de Estudios Católicos – CEC
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